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LAVATORIO
FINAL DEL TRONO “Vine a Lavar Vuestros pies” …Y
no escribí libro alguno en la tierra de los hombres; mis libros son
doradas letras dentro del corazón del hombre, el Templo de toda
Sabiduría y Saber. En ese tiempo y tierra, los míos escribieron
Pergaminos para testimonio sobre la humanidad. Mi tránsito sobre la
tierra, es mi letra sobre el alma humana, los símbolos y cifrados del
pensamiento espiritual para reformar la mente; los pies que vine a lavar de
vosotros; ellos caminan sobre la tierra y conducen a cualquier lugar, pero no
tienen camino, si la mente humana no se dirige al lugar exacto: los pies no
caminan sin pensamiento, sin corazón, sin propósito… Vine
a lavar vuestros pies: esos pensamientos y razones tan primarios como los
pasos que dais para aprender a levantar vuestros cuerpos; erguirlos de la
tierra cuando sois niños… “Y sabiendo Jesús que el
Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había
salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó
su manto, y tomando una toalla, se la ciñó...” Mi Voz es la mano que os lava en esta hora, ella vuelve a
llenar los oídos de los hombres. Ella se eleva sobre todos los pasos
de quienes gobiernan la tierra con repertorios de engaño, y no es por
el timbre de ella, es por el contenido de mis palabras en este final del
tiempo de los hombres; “Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los
discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Entonces vino a Simón Pedro; y le dijo: Señor,
¿tú me lavas los pies?” Vine
a lavar vuestros pies: Ya estoy sentado
sobre mi Segunda Venida, irradiando conocimiento de resurrección tras
conocimiento de inmortalidad, consejo de inteligencia, tras consejo de
consciencia; mirad el movimiento de mis manos y cabeza, llamando a los
justos, sentid mi mirada de Promesa. Ved el movimiento de mi boca que ejerce
poder sobre todas las demás bullas de los que no están lavados.
Este es el momento para los embelesados en la búsqueda de Vine
a lavar vuestros pies; para que comprendáis
los símbolos de los grandes pilares del conocimiento, cuanto
está escrito en sus paredes de pensamiento, en sus relieves de
consciencia, en los dibujos de acabados perfectos de espíritu, en
tintes y colores maravillosos del sentir, en donde se graba la historia y las
palabras de gran altura, para que permanezcan en el interior de los hombres,
ante las razones y los pasos injustos de las mentes que caminan sin
horizontes, sin el futuro y la generación de Luz, a donde todos los
hombres que se lavan, en determinada fecha deben llegar: “Le
dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino
también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: el que
está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo
limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos…” Vine a cuantos permiten que
llegue a ellos, porque no todos los hombres
pueden ser poseedores de esta riqueza, no todos pueden permanecer en ella: “Así
que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto,
volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he
hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y decís
bien, porque lo Soy.” Sois los libros viejos y polvorientos guardados en cofres,
entre tumbas y cuevas del tiempo; en vosotros Yo escribo mi sabiduría,
mi conocimiento y ayuda; sois los libros vivos del Trono del Anciano de
Días:
“cuyo vestido es blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana
limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un
río de fuego procedía y salía de delante de él;
millares de millares le servían, y millones de millones
asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros
fueron abiertos” (Daniel 7:9,10). Este es el lapso del
lavatorio para esta final generación terrestre, porque Pedro es el
hombre que en su razón y mente, no comprende a qué le
envié a Vine a lavar los pies de
los Míos; para conduciros primero al altar de la mente y conocimiento
del pequeño Disco Dorado de identidad; para uniros con vuestros
hermanos estelares, quienes han visitado y engendrado El
fuego que eché sobre Como tú me enviaste al mundo, así
yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en Vine a lavaros, para que no estrujéis contra vuestro
pecho más de lo necesario: “vuestra vida. Porque aquel que le tenga mucho apego a
ella; la perderá. El que se desprenda de ella por las verdades que
resucitan mundo, aún por su amigo; la encontrará. Es un juego
de palabras, y el que encuentre y comprenda mis parábolas, encuentra
la luz de la vida. Porque el que ame mucho lo que tiene, lo perderá. Y
el que ame en gran manera al planeta y lo que en él está;
encontrará su vida para no perderla jamás”. Vine para que toméis conmigo cuanto os pertenece:
los libros sólo tocados por los Grandes Maestros de Viene a lavaros para siempre: hablar cara a cara,
pensamiento a pensamiento, corazón a corazón con vosotros; “a dar vestiduras a los
intrépidos y a los que persisten y se visten de amor, porque ya no
sois corderos; ya vuestras nuevas prendas son mi energía viviente que
mueve los mundos, que engendra hombres, mentes y conciencias. Hablar
directamente y lavar los pies de quien cabalga en la doctrina del amor y
enciende para sí la lámpara y lee y escudriña y
comprende; porque el conocimiento y el saber y la llama suprema que se
enciende, no se apaga jamás; allí está el alimento del
hombre, el hálito de la vida, el camino de los caminos, la historia de
la historia del hombre.” Y
llegó el momento esperado por el Trono: “ahora permitiré
que caminéis por todo el Templo; porque escrito está, que el cognocimiento saldrá de aquí y de aquí
saldrá mi Voz para las personas como tú, que humildes se forjan
en el fuego y el viento, entre el agua y el sabor a tierra, para que
encuentren en los elementos el espíritu; logren la conformación
de paciencia y comprensión para formarlo.” Ya Mi Voz extiende sus manos; “porque Yo Soy el que
da Vida y también Soy el que la prepara lavando hoy vuestros pies; y
en Mis Manos está el dar Vida Eterna. De mi nunca se dirá, ni
se hablará que he traído muerte a este mudo. Y limpia tengo mis
manos porque mi Padre es mi Testigo. No traigo la muerte a nadie. La muerte
sólo la encuentra quien la busca. Porque Yo Soy Vida y vida es mi
nombre. Y mi vida la entregué para tomarla y para que todo en que en
Mi crea, no se pierda más, tenga vida Eterna. Yo os doy parte de mi
Aliento; y es llegado el día de rasgar las vestiduras ante mi Padre
para dar testimonio ante los hombres de que traigo vida y Vida es mi nombre. He dado amor, y Amor es mi
Nombre. He dado Cognocimiento,
porque Saber en Mi Nombre. He hablado Verdad, porque Yo
Soy Y si alguno de vosotros
entiende y comprende mis palabras y se acerca a Mi: Yo le daré mi mano
fuerte y le cobijaré con mi Manto y le daré a probar el Amor
Eterno que baja desde los Shielhos para que sea un
Hombre Nuevo, para que se adoctrine conmigo y Yo con él, para que
él Hijo del Hombre no se pierda y él y Yo seamos UNO, para que
él y Yo seamos en Mi Padre y mi Padre sea siempre conmigo y todos
vosotros con ÉL. Ya podéis reconocerme. Podéis ver que
Yo os doy vida Eterna. Y si tú me sigues, jamás
padecerás de sed y de hambre, porque Yo Soy el buen Pastor y os recojo
con mis manos y os doy Mi Vida por vosotros.” Vine a lavar los pies de
los grandes para que sean humildes y de los humildes para hacerlos grandes:
dejad que os lave en esta hora final; pues si Yo, el Señor y el Maestro he
lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los unos a
los otros; esta es
POR ESTO VINE A LAVAROS
de la falsa verdad y justicia, pues no podéis intervenir en Y Yo os hablo siempre de Vida, y si entregáis
conmigo este conocimiento, lavad vuestros pies y los de vuestros hermanos; ya
sois llamados Hijos de Dios. Lugar
donde asesinaron a Pablo. Roma 24 de Noviembre del 2008 RAM-RIDAM, ES MI NUEVO NOMBRE |
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